Hacía días que venía observando por las carreteras del Norte de Argentina unos extraños altares rodeados de banderas rojas y ofrendas de todo tipo. Supuse que estarían dedicados a algún santo local y no andaba muy lejos en mis apreciaciones.
Parece ser que el "santo" local es una especie de héroe nacional, tipo Robin Hood. Antonio Gil, más conocido por EL GAUCHITO era un gaucho que se convirtió en "bandido" robando ganado a los ricos y repartiéndolo entre los pobres. Dicen que cuando finalmente lo cogieron (agarraron, dirían por acá), lo colgaron de los pies de un árbol antes de cortarle la cabeza. Mientras se debatía en esa incómoda posición cuenta la leyenda que predijo la grave enfermedad que correría el hijo de su verdugo y le advirtió de que no se curaría hasta que enterraran su cadáver (el propio, claro, no el del hijo).
Dado que su predicción resultó cierta, empezó a correr como la espuma su fama de milagrero, así que desde entonces y no sé por qué extraña conexión, le ponen altarcitos en los márgenes de las carreteras, adornándolos con multitud de banderitas rojas. La gente, al pasar, se santigua y toca el claxon para (dicen) llegar seguros a su destino. Por supuesto, también le dejan todo tipo de ofrendas, que varían desde una botella de Sprite hasta un sillón desvencijado o un traje de novia. Todo le vale al Gauchito.
Cerca de la población de Mercedes está el lugar donde fue ejecutado y enterrado Antonio Gil. Allí acuden decenas de miles de fieles de todo el país en el aniversario de su muerte.
Querías cosas frikis? Pues hay más. También tenemos a la DIFUNTA CORREA. De esta no conozco la historia con detalle (es menos popular por estos pagos), pero parece ser que murió deshidratada para mantener con vida a su bebé dándole pecho. ¿Y qué llevan a los altarcitos los devotos fieles de Difunta Correa? Pues botellas de agua, claro, aunque ahora de poco le van a servir...
Friki-Argentina en estado puro!
Parece ser que el "santo" local es una especie de héroe nacional, tipo Robin Hood. Antonio Gil, más conocido por EL GAUCHITO era un gaucho que se convirtió en "bandido" robando ganado a los ricos y repartiéndolo entre los pobres. Dicen que cuando finalmente lo cogieron (agarraron, dirían por acá), lo colgaron de los pies de un árbol antes de cortarle la cabeza. Mientras se debatía en esa incómoda posición cuenta la leyenda que predijo la grave enfermedad que correría el hijo de su verdugo y le advirtió de que no se curaría hasta que enterraran su cadáver (el propio, claro, no el del hijo).
Dado que su predicción resultó cierta, empezó a correr como la espuma su fama de milagrero, así que desde entonces y no sé por qué extraña conexión, le ponen altarcitos en los márgenes de las carreteras, adornándolos con multitud de banderitas rojas. La gente, al pasar, se santigua y toca el claxon para (dicen) llegar seguros a su destino. Por supuesto, también le dejan todo tipo de ofrendas, que varían desde una botella de Sprite hasta un sillón desvencijado o un traje de novia. Todo le vale al Gauchito.
Cerca de la población de Mercedes está el lugar donde fue ejecutado y enterrado Antonio Gil. Allí acuden decenas de miles de fieles de todo el país en el aniversario de su muerte.
Querías cosas frikis? Pues hay más. También tenemos a la DIFUNTA CORREA. De esta no conozco la historia con detalle (es menos popular por estos pagos), pero parece ser que murió deshidratada para mantener con vida a su bebé dándole pecho. ¿Y qué llevan a los altarcitos los devotos fieles de Difunta Correa? Pues botellas de agua, claro, aunque ahora de poco le van a servir...
Friki-Argentina en estado puro!
1 comentario:
GROSSO¡¡¡
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