miércoles, 8 de diciembre de 2010

ANNA, IGNATIA Y LISBETH


Mi preceptor me ha dicho que soy la oveja negra de la familia. Que en este año, centenario del fallecimiento de Tolstoy, tengo que quitarme el mono de Lisbeth Salander y no me queda otra que pasarme al bando de Anna Karenina. Lo ha dicho mientras una sonrisa malvada se pintaba en su rostro a la vez que me tendía, con gesto inocente y actitud indiferente, un mamotreto de 860 páginas en letra minúscula y en inglés.

Mi preceptor dice que debo leer más en inglés para expresarme con mayor fluidez y propiedad en la lengua de mis gloriosos antepasados. Y yo hago la vista gorda y le digo a todo que sí, primero, por no ofenderlo, y segundo, porque igual le sale la vena de crueldad que le caracteriza y me hace leerlo en ruso, idioma que, a decir verdad, tengo un tanto olvidado últimamente.

Mi preceptor, para que nos entendamos, es lo que hoy se llamaría PERSONAL COACH, alguien que te dice lo que tienes que hacer, cómo tienes que vestir, cómo debes comportarte y hasta lo que tienes que leer. No todo el mundo tiene preceptor. De mi entorno más próximo, tan sólo Letizia (con "Z") y yomisma. Os resultará difícil creer que una rebelde como yo sea capaz de obedecer ciegamente instrucciones, pero la verdad es que, aunque protestona y terca, soy muy voluble y necesito alguien que me precepte, me preceptúe, o me precepcione.

Mi preceptor afirma que no tengo personalidad definida y que no debería dejarme influir tanto por las corrientes de aire y las fases de la luna, pero eso es in-nato en In-natia y no tengo forma de controlarlo. Simplemente, me he autoconvencido, de que, de dejarse llevar por alguien, al menos hacerlo por alguien que tenga criterio, bueno o malo, pero criterio al fin y al cabo.

Mi preceptor tiene criterio y, por tanto, su criterio se impuso y me he tirado a la piscina de Anna Karenina. Lo que se anunciaba como un Tolstón, ha resultado ser una historia muy absorbente. Tanto que, en cuanto acabe las pocas páginas que me quedan, haré una reserva para el Transiberiano para leer in situ lo que parece una metáfora de la vida política actual: War and Peace, o lo que es lo mismo, Guerra y Pis.

3 comentarios:

EL BRECHA dijo...

¡¡Una legionaria de la lectura es lo que eres!!

Yo, por ver si me desasnaba un poco, me dio hace tiempo por intentar abordar a los clásicos rusos. Me hice con un tocho del Pasternak ese y al tercer párrafo me empezaron a sangrar los oídos por el sobreesfuerzo intelectual. No obstante, cuando consiga terminarme "Teo va al zoo", igual le ataco a la Karenina.

El Preceptor dijo...

Yo también lo intenté con Pasternak, pero cuando vi que tenía que memorizar veinte nombres cuando sólo llevaba dos páginas, me di cuenta de que aquello no era lo mío.

Ignatia: aún te tengo preparado a Dostoievsky, que escribía la tercera parte de páginas que Tolstoi.

Y si no, siempre tengo a Harry Potter...

Señorita Puri dijo...

yo estoy con la trilogía de arturo barea sobre madrid, la forja de un rebelde, pero me parece a mí que me voy a quedar en la primera parte... besos de una seguidora